Poetisa, música o bailarina era la geisha que deja Te Quieros en el borrador de una tarjeta sin fotos, con su kimono de color rojo, indispensable de seducción, bajo la espiral de los miedos escondidos entre páginas de libros en tu mesilla de noche y ceremoniando el nuevo sol.
De inquietantes ojos rasgados, y con enorme lazo ajustando la fuerza sobre su talle, joven y con equilibrio, afortunada y vil prostituta, así se siente mientras tú duermes, así expresa con líneas a los flamantes ojos que te observan.
Ella misma observa lo inferior, con párpados calmados tiene un rostro muy pálido con expresión también tranquila, dejando entrever el fragor rosado de su ternura y de su cálida piel. Hoy no se si son sus gritos los que retumban en tu costado o es el frío de estas callejuelas de Madrid que se ha colado por tu ventana.
Un pez nadando por tus brazos. Endosando sus verdes escamas en el río de tu piel, navega lentamente en su viaje por la vida, convocando buena fortuna y ahuyentando malas vibraciones.
Un dragón de aliento ígneo, enormes garras y extremo poder, habita en parajes de cuentos aztecas y convive con símbolos chinos de la suerte, sin más remedio que las leyes que tu mismo le dictaste. Se enrosca enarbolado y feroz, y se aferra en sus pupilas el deseo de estar unidos.
Espirales incompletas, mariposas que están por llegar, rellenos que harás y máscaras verdes que encubren significados de por vida, intachables, únicos, que olvide su historia, su bonita historia...
Para R.
Me debes unas fotografías...
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