Cambio de siglo. Dos visiones.
Crisis de valores, malestar social, pérdida de colonias, guerras, hambres y miserias, pobreza y tiempos grises. Nuevas éticas y nuevos valores frente al culto a lo tradicional, a la España castiza anclada en el pasado, en las viejas batallas de nobles contra herejes...
Tiempos de blancos deslumbrantes en la paleta del optimista Sorolla y rostros ultratúmbicos en contraste en la visión de Solana. Dos clásicos del Arte español enfrentados en sus pinceladas por las grietas del pasado y de lo que veían en el futuro.
Sorolla, con la libertad reflejada en sus largas pinceladas y en los rostros tranquilos y paseantes de sus personajes, así como la amplia gama de color nada empastado, suelto, y sus tonalidades casi blancas muy brillantes enmarca los puntos clave de su pintura y, por contra, también lo serán de su crítica, en una época en que la sociedad española estaba estancada, amargada, sumida en el deseo de la vuelta a un pasado desbastador, y anclada en el recuerdo de la dureza de una guerra.
Lienzos de su tierra, mar Mediterráneo y escenas cotidianas, paisajes al aire libre reflejando el esplendor vibrante del artista.
Crisis de valores, malestar social, pérdida de colonias, guerras, hambres y miserias, pobreza y tiempos grises. Nuevas éticas y nuevos valores frente al culto a lo tradicional, a la España castiza anclada en el pasado, en las viejas batallas de nobles contra herejes...
Tiempos de blancos deslumbrantes en la paleta del optimista Sorolla y rostros ultratúmbicos en contraste en la visión de Solana. Dos clásicos del Arte español enfrentados en sus pinceladas por las grietas del pasado y de lo que veían en el futuro.
Sorolla, con la libertad reflejada en sus largas pinceladas y en los rostros tranquilos y paseantes de sus personajes, así como la amplia gama de color nada empastado, suelto, y sus tonalidades casi blancas muy brillantes enmarca los puntos clave de su pintura y, por contra, también lo serán de su crítica, en una época en que la sociedad española estaba estancada, amargada, sumida en el deseo de la vuelta a un pasado desbastador, y anclada en el recuerdo de la dureza de una guerra.
Lienzos de su tierra, mar Mediterráneo y escenas cotidianas, paisajes al aire libre reflejando el esplendor vibrante del artista.
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Por contra, Solana, pesimista y trágico, emblemático reflejo de las tertulias de los cafés de Madrid, repletos de amigos e intelectuales vestidos con trajes de época, debatiendo sobre la crisis social y buscando soluciones a sus preocupaciones políticas. Se tiñe la paleta de los tonos más oscuros, de los ocres de la mediocridad que sienten hacia su propia sociedad y el temor al mundo en el que viven. Solana refleja la otra visión de España construyendo personajes tristes con rostros casi calavéricos y representando siempre las realidades más crudas, como el mundo del Lampa, haciendo una versión particular, peculiar y muy personal de lo que sería una dura crítica apoyando a lo tradicional, la ética y la moral vista desde la España del siglo pasado.
Es clara en su obra las influencias del tenebrismo del barroco andaluz de Valdés Leal y de las pinturas negras de Goya; su temática lúgubre sólo deja paso al claroscuro con una pincelada nada suelta, densa y grotesca que hace escuchar los gritos de los personajes de sus obras.
Es clara en su obra las influencias del tenebrismo del barroco andaluz de Valdés Leal y de las pinturas negras de Goya; su temática lúgubre sólo deja paso al claroscuro con una pincelada nada suelta, densa y grotesca que hace escuchar los gritos de los personajes de sus obras.
...Tenemos la España de la luz en las tierras valencianas de Sorolla frente a la España degradada anclada en lo casto, lo tradicional y lo rural en los escenarios de Solana...
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