Los instrumentos tocaban alegrías amor, y los almendros florecían en la nostalgia del invierno que se iba de capa caída tras la esquina de Marzo....
Los pájaros daban canto al viento del color del mediodía, y los días, que cada vez les gustaba salir más y alargarse hasta las siete y media, daban sentido al tiempo de las gentes de la ciudad...
Momentos presentes en la cartera de los cambios que guardamos al lado del viejo retrato del sendero, que con flores bailantes en estanques ya no tan atrofiados, pelean tranquilas agitando el camino del futuro, sin la prisa del frío, diciendo adiós al olor a castañas de abajo y dando paso al letargo de los cuerpos descansando en el verde tupido de las alfombras que pueblan los campos...
En algunos hay melancolía de las hojas que pereciendo caían de los hijos del otoño, en hoy, la imagen de un ayer amarillo, castaño y seco...
En el pasado se quedaron las gélidas postales de los domingos cubiertos por un manto blanco, los deambulantes husmeantes de caldos calientes en el bar del refugio de las 8 de la mañana, y los abrigos con pelusas en la capucha que, tristemente, se ven colgados de los percheros de detrás de las vidas de madera...
Hoy, y no ayer, y sí mañana, y tal vez también pasado mañana, la señora del traje azul claro vende palomitas desde un baúl antiguo en el puesto del Parque del Retiro, y una paloma con ceñido traje gris la acompaña mientras persigue migas de pan en su lucha diaria con los tipos de traje blanco y pico naranja; también hay un comediante que infla globos de colores a los niños del lugar, aferrados todos ellos al calorcillo de los primeros rayos de sol que la primavera cercana nos brinda en copas de cristal...
Ya casi...
Se acerca...
Primavera...
Los pájaros daban canto al viento del color del mediodía, y los días, que cada vez les gustaba salir más y alargarse hasta las siete y media, daban sentido al tiempo de las gentes de la ciudad...
Momentos presentes en la cartera de los cambios que guardamos al lado del viejo retrato del sendero, que con flores bailantes en estanques ya no tan atrofiados, pelean tranquilas agitando el camino del futuro, sin la prisa del frío, diciendo adiós al olor a castañas de abajo y dando paso al letargo de los cuerpos descansando en el verde tupido de las alfombras que pueblan los campos...
En algunos hay melancolía de las hojas que pereciendo caían de los hijos del otoño, en hoy, la imagen de un ayer amarillo, castaño y seco...
En el pasado se quedaron las gélidas postales de los domingos cubiertos por un manto blanco, los deambulantes husmeantes de caldos calientes en el bar del refugio de las 8 de la mañana, y los abrigos con pelusas en la capucha que, tristemente, se ven colgados de los percheros de detrás de las vidas de madera...
Hoy, y no ayer, y sí mañana, y tal vez también pasado mañana, la señora del traje azul claro vende palomitas desde un baúl antiguo en el puesto del Parque del Retiro, y una paloma con ceñido traje gris la acompaña mientras persigue migas de pan en su lucha diaria con los tipos de traje blanco y pico naranja; también hay un comediante que infla globos de colores a los niños del lugar, aferrados todos ellos al calorcillo de los primeros rayos de sol que la primavera cercana nos brinda en copas de cristal...
Ya casi...
Se acerca...
Primavera...
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