jeudi 30 avril 2009

Continua

“No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies.

No me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo.

Acepto este destino de camisas planchadas, llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras, llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras.

El largo desarreglo de los sentidos me va mal.

Opto por el dentífrico y las toallas.

Me vacuno
”.

Julio Cortázar

mercredi 29 avril 2009

Rostro de madrugada...

Los momentos se componen de instantes insólitos como éste:

El rostro de la Madrugada

Los instantes siempre tienen un mar en cada ojo ex miedoso, el antídoto contra cualquier rutina con ojeras, contra cualquier extraño ruido que desencamine las buenas almas. Y en cada palmo del rostro se refleja la constancia de su ser más perfectamente interno y escondido, que surgió y resurgió en aquéllos momentos, en aquéllos instantes, donde su expresión pedía el mundo por un lado, por otro, provocaba obesidad de deseo en su sistema nervioso...

La punta de sus labios amantes del picante de mi pecho, comprometía a su marcapasos, que un, dos, tres, daba pasos atropellados mientras, en ese momento, de ese instante, por los ojos, de ese rostro, grababa esa imagen, tan dulce, tan repentina, tan llena...

Y su retina cogía sin querer evitarlo sus curvas, derrochadoras de sonrisas que complacen, entraban por vía neuronal al precepto de su memoria de romántico enamorado empedernido, almacenando archivos de locura y otros lujuriosos fuera de contexto, adormeciendo sus extremidades que posadas sobre el taburete disfrutaban del festín ocular, centrando sus impulsos en su miembro inferior hacia el lado, ¿izquierdo?, agotando los susurros de vocablos que calientan en un, dos, tres, hasta los hielos de tu copa de Whisky...

Esclavos del mejor vicio nocturno, amante de tus huesos y compañeros de sentimientos, casi en ningún lugar,

aquel momento,

aquel instante,

aquel rostro,

existió, casi, por segundos, su expresión, invariable, franqueable, francamente desnuda, emocionada, casi boquiabierta, magnífica, tremendamente sorprendido, maravilloso, impermutable, exhausto, boceto honesto de su mente, corazón ardiente, felizmente loco...

...su rostro, que parecía haber puesto el piloto automático al resto de mortales...


Para E, de Estrellas en S, de Salamanca...

mardi 28 avril 2009

La Rueda de la Vida Budista

S. VI a. C, Siddhartha.

Un príncipe del norte de la India renuncia a su vida mundana para buscar su propia existencia, a través de la meditación, para llegar a su camino iluminado sin el sufrimiento de lo cotidiano, dentro de la rueda sin principio ni final del nacimiento y el renacimiento.

De este modo se convirtió en el Buda, el iluminado, dentro del ciclo constante de la acción y la reacción de la vida, donde todos estamos condenados, mermados o, tal vez, destinados, sentenciados.



La Rueda de la Vida Budista representa la ley del karma, según la cual, las falsas ilusiones y los deseos nos llevan por un camino de actos que nos mantienen dilacerados y atados a un ínfimo movimiento circular y vicioso, incapaces de alcanzar la iluminación.
Está compuesta por cuatro anillos concéntricos que muestran nuestra efímera existencia, cargada de simbolismo y significado:

En el corazón de la rueda, hay un gallo, una serpiente y un cerdo, que se muerden la cola, formando una espiral silenciosa de venenos que nos impiden alcanzar el nirvana. El gallo representa la ignorancia, la codicia, la avaricia, la culpa, la vanidad; la serpiente, el odio, la agresión y el egoísmo; y, el cerdo, el apego y la ceguera con respecto a la perspectiva de las decisiones.

En el anillo interior, hay una división de un fondo blanco y otro negro, representando los seres que caminan bajo lo correcto y ascienden, y, por otro lado, los que descienden en el lado oscuro, caminando por la senda incorrecta.

En el anillo central se simbolizan las distintas esferas de la existencia de nuestras vidas terrenales. La mitad superior muestra la esfera más alta, dominada por los humanos, los dioses y los semi dioses; mientras que, la mitad inferior, representa la esfera más baja, en la que abundan los animales, los demonios y los espíritus hambrientos. En ambas esferas, un Buda promete la liberación y el retroceso al buen camino iluminado.

En el anillo exterior del círculo externo se representan los doce vínculos de la cadena de la dependencia, comprendiendo los grandes temas de la preocupación de la vida de los humanos, siendo éstos el nacimiento, la vida, la vejez, la enfermedad y la muerte.
Empezando por arriba, aparece la ignorancia, representada bajo una persona ciega; los actos que se realizan con la propia voluntad, representados bajo un artesano trabajando un torno; la conciencia, representada por un mono en un árbol; el nombre y la forma, representado con un hombre en una barca; aparecen seguidos los seis sentidos, bajo el dibujo de una casa con las ventanas vacías asumiendo los cinco sentidos y la mente como sexto; el contacto, representado bajo el abrazo de una pareja; el sentimiento, representado bajo un hombre con una flecha clavada en un ojo; aparece el deseo, imitado con una persona bebiendo alcohol; el apego, representado con una mujer recogiendo frutas; la existencia, representada con una mujer embarazada; el nacimiento, bajo el dibujo de una mujer dando a luz; y la vejez y la muerte, representadas por un hombre anciano que carga con un muerto.

lundi 27 avril 2009

Huit

Opresión de la leve estocada tormentosa en el nocturno aguijón de la ballesta con congoja, que melancólicamente se pasea con su punzón sonrosado, penoso y con su capa caída.

Color del tono y el motivo, arropamiento de los allegados al festín navideño, frío como todas las noches del invierno de los disfraces sin tintes, con las máscaras de la amistad bajo un brazo y el pañuelo retirado en el otro.

Había árboles que florecían al ritmo vertiginoso de los chopos de Castilla, mejorando ancestralmente los campos en los abriles suaves y amigando las raíces a sus vecinos chopos de otra híbrida conocida.

Olores de perfumes de aprendices en las casas ajenas al extraño vagabundo, que con destreza y disimulo oscilaba su mano apocadamente temblorosa, sólo pidiendo un mendrugo de alborozo y un tiento del vaso del Mayo que comienza a tu lado.

dimanche 26 avril 2009

Al día siguiente...

Entre el juego de miradas morbosas de una pareja que se acaramela en la barra de un bar, se derrite el último hielo de una copa de ron que dormita sobre la repisa de la mesa de al lado, solitaria, como un policía francés que vuela a París en vacaciones, esperando su ocioso dueño que ha encontrado bellas muchachas rubias con las que charlar...

A tientas en la oscuridad de la noche, sorbían los únicos rayos de luz blanca que provenía de las farolas de la vida salmantina, tenues y llenas de misterio, paseaban haciendo las eses que suele hacer un borracho y contando las estrellas que suelen contar los enamorados...

Y al día siguiente, a tientas me despierto con el recuerdo de aquélla pareja:

"Observo en el interior de la galería fotográfica de mi mente como pasan a la velocidad de la luz las imágenes de aquél chico, como la desnudaba con la mirada azul que deslumbraba a todo el bar, como la deseaba entre sus labios boquiabiertos, que al frente luchaban contra la pared amarronada que veía entre enfoque y desenfoque...

...Y ella, como olvidarla, como flotaba con su vestido gris, con su ambiente extraño, con su paranoia, con sus brazos saltando en aquélla fiesta, y su fiera integrándose en la mirada del chico, que huía por su pecho como un ladrón con su botín atestado de joyas..."

Y, al día siguiente,

me amenazo con un tacón de polvo,

me prometió que me clavaría una aguja de sangre,

que me inyectaría un nuevo nombre,

Al día siguiente...

...Me desperté con la máquina cansada, las válvulas atestadas, el corazón abarrotado, la mente en blanco, las cosquillas amarillas, las manos borrachas, la belleza, el amor y la locura en un tarro de cristal, la retina divertida y la boca llena de vino...

jeudi 23 avril 2009

Yonkis...

Adicción al brillo de tus labios sudorosos pronunciando vocablos desordenados.

Afección al sarcasmo del portazo de tus besos en la esquina del mal.

Yonki de ti.

Dependencia de tu sexo salvaje en mi inconstante vaivén de conciencia.

Habituado a tus movimientos flotando dentro de mi.

Entrega a tus caderas chocolate fundido en la colmena de la pasión intermitente.

Adhesión a tus huesos con fibra azul sobre espirales en blanco y negro...

mardi 21 avril 2009

Poesía Erótica



...Próximo Jueves 23 de Abril, 20:30 horas...

Cartas a diferentes

Compañeros,

os dirijo una carta a cada cual caballero,
digna de lectura pausada,
de la lucha infinita,
cuando cae la tarde,
al pinchazo libre en mi corazón,
como una bola de nieve,
como el estruendo de una tormenta de verano...

Amigo,

amigo del pasado y del esperado inaceptado futuro,
de muchas y quien sabe si alguna más noche en vela,
escuchando y dando historias que apuntar en el cuaderno de nuestra vida,
de las etapas, los errores, las esperanzas, los cambios, los nuevos amores,
el tiempo que queda y el que vendrá,
y el mañana caluroso pero en soledad...

Amor,

mi amor, amor,
que provocas latigazos a mi pequeña maquinaria,
con un sólo gesto de pupila dilatada,
en tus ojos grises de deseo,
das rienda suelta al galope de tu pasión,
al compás de tu canción,

que esta empezando,

que aferrarme a tus labios de fresa y tu lengua de caramelo es mejor...

Y yo,

quiero abrir los pulmones y respirar el aire fresco,
que me regala la vida,
y me da los días,
que mi corazón es como un enjambre complicado,
a ti, amigo, debo decirte adiós,
que me enseñaste a vivir,
como son las cosas, a veces, de extrañas,
a ti, amor, espero verte otro 30 de enero,
en mi jardín...

lundi 20 avril 2009

Mujeres

Dos mujeres acuden a la consulta del médico un martes por la tarde a las dieciocho treinta. Desconocidas, pero espejos reflejos de su misma dolencia, sin darse cuenta entablan una conversación en la sala de espera, mientras una de ellas guarda su cajetilla de cigarrillos con cierto nerviosismo.
Resulta curioso remover entre su corazón y su estómago, son tan iguales, tan distintas, son, tal vez, hermanas desde siempre. En el umbral del tiempo, donde los ciruelos son rojos y las bellotas amargas caen de las encinas en primavera, se habían querido tanto que a veces sentían que iban a estallar.

Minutos más tarde, una de ella abandona la sala y entra en la consulta del doctor.

Sin dejar de pensar en las palabras de la otra mujer, se tumbo sobre la camilla con enormes focos de luz sobre su cabeza, esperando que el médico la explorase. Su cuerpo permanecía en tensión desde hace semanas. Sus pasos ya no eran calmados y serenos, había un inhóspito laberinto de vueltas y revueltas en su interior que no dejaba pasar esa pequeña angustia. El médico de bata verde y aspecto rudo llego dando un portazo y desplomando sus papeles sobre una mesa enfrente suya. Sus ojos permanecían clavados en los del médico. Los pelos se erizaban tras el manto verde que le recubría, las sensaciones se acentuaban. Las yemas de los dedos recubiertas por fino látex blanco paseaban por el pecho de la mujer nerviosa, escuchando las palpitaciones y anotando rápidamente notas desordenadas en un folio negro.


De pronto, el médico se separó de la mujer y redacto su diagnostico.

"Usted no puede girarse. Su espalda esta bloqueada, por ello camina hacia atrás, dando tumbos y obstaculizando su camino con los objetos que se caen ante las bandadas de pasos inconscientes y a ciegas que da. Deberá tratar con cautela su trastorno, de lo contrario, su caso desembocará en asesinato del alma de forma crónica. Cuidese y no tome tantas pastillas"

Salió a la sala de espera con enorme confusión, buscando con sus pupilas hinchadas las de la otra mujer de ojos marrones. No la encontró, ya se había ido, y sobre el suelo yacía un papel que decía:

"He tenido que irme con el primer rayo de sol, porque pensaba que deje la puerta del hotel abierta y la cama estaba sin hacer. Las sábanas manchadas de sangre de la noche anterior mantenían la última prueba del amor que se respiro en esta habitación. Espero que me comprendas, mujer, tenía que ir a recogerlas. Nos veremos, como cada martes del año pasado, en la antesala del doctor, hasta que todo esto haya finalizado. Sin más, Suerte".

Sin flaquear en su compostura, guardo el papel y salió de la antesala de aquélla peluquería. Por fin había comprendido el gris de algunos compuestos minerales, el transparente del agua cristalina del lago de al lado de su casa y el cielo azul que recubre Madrid en el mes de Junio.


A la mujer más guapa de mi vida, Carmen...

vendredi 17 avril 2009

Maroc

Serpenteaba por allí el retumbar de los tambores como las flores de anaranjada henna sobre los brazos de las mujeres de tez oscura de la plaza, con enormes ojos saltones e intrigantes figuras escondidas tras máscaras de seda de colores y mantos negros de hermosos bordados en dorado.

Pasaban las siete en el reloj cuando ya estaba huyendo la tarde sobre el lavadero del río, donde tantos soles había compartido allí en su niñez con las compañeras de alcoba, recogiendo las más preciosas margaritas de amarillo iluminador para sus cuellos lisos y finos.

Saltaban al vuelo los insectos de la plaza deambulantes, exquisitos y sedientos de vender al mejor postor, por un precio justo, los mejores dulces recién hechos por las manos curtidas del sabio del norte, recubiertos de fina capa de almendra crujiente y envueltos en chocolate con azúcar glasé, apartando todas las miradas de desdén hacia la suculenta bandeja.



Despertaban los azulones, tonos añil oscuro, claro y claroscuro, llamando a la puerta de su vecino el blanco, impoluto, cual resultaba la combinación tan perfecta, que fueron a llamar a la discordia al verde de las montañas, impetuosas, para no dañar la perplejidad de las retinas de los viandantes.



Se iba por fin el Dios Sol, y se silencia el ritmo en las calles de esta antigua ciudad. Las manos agitadas parecen detenerse, los pasos de los burros que salen del mercado sin materias que ofrecer simulan moverse hacía atrás, se paran, se ralentizan, se congelan los dedos del cocinero de couscous de la plaza de Chaouen.
El murmullo del agua entre las viejas piedras de la montaña, mezquitas centenarias, gentes abriendo las puertas de sus casas, un paraíso perdido, bazares, ventanas enrejadas albergan sonrisas y talleres de artesanía, corre la plata y las sandalias de cuero por sus callejones escurridizos, alfombras y tapices conviviendo con jerseys de lana de oveja...

"Nosotros tenemos el tiempo. Vosotros el reloj"

Resuenan los escalofríos de las campanas del buen gusto por las cosas bien hechas, la hospitalidad, el aprecio y las mentes abiertas dan conversaciones sobre la arena de las dunas del desierto, en la ausencia de las almas más valoradas y queridas, se llenan aquí los corazones de buenos sentimientos y vida acaramelada.

El otro lado del tiempo, la cara y la cruz de un pueblo alarmantemente especial, el sabor de sus gentes, el olor de sus calles, la expresión de sus almas en sus ojos, sus sonrisas levitando y agonizando un resquicio de algo de otros, la necesidad, el atraso, el ritmo de los bereberes, el cultivo por la salud y la naturaleza, la menta fresca de los tés, el adornado estilo mudéjar, las flautas que se pierden en la noche y el compás de las chilabas y caftanes.

Encantadores de serpientes, especias y tintes al cuero, telares mano a mano y talleres para novias, miel y otros mejunjes para aliviar tensiones, es el instante que se detiene en el laberinto de ambiente medieval de Fez, por el que mis pupilas buscaban encontrarse con las tuyas, la ciudad del mundo árabe del ayer y del hoy.

Una mezcla mágica de caracteres hay sin duda en Marruecos, es el primer día o el último...
Una maravillosa experiencia cultural y espiritual gira en torno a este país, recomendable para todos aquéllos que sepan abandonar sus prejuicios y ser libres aquí, allí, allá...



mercredi 15 avril 2009

Temps


Fue...

como ponerse los zapatos nuevos pero acostumbrados al suelo y al aire,

como un bolazo de nieve,

estar allí, sentir el Sol del mediodía,

y la brisa fresca del atardecer.

Fue...

como la saliva que cae del orgasmo de las bocas entreabiertas,

como un sencillo renacer,

estar allí, sin ti, recordando el olor de tu cuello,

acariciando la distancia infinita que se cuela entre los surcos de mi saco de dormir,

pero contigo, y perpetrar las emociones como agujas de Vudú.

Fue...

como la textura de las pepitas de las fresas fuera de temporada,

como meter los dedos en agua fría,

estar allí, con otras mentes,

y compartir los segundos con otros latidos muy llenos de vida...

Sencillo



La tarde huía sin decir nada en el rojizo corazón de Teresa.

Mientras esperaba sentada al pie de la calle Mentira, observaba con curioso esmero los niños que reboloteaban a su alrededor, embadurnándose la piel de alegría y haciendo metáfora de la ingenuidad de la vida temprana, de la inocencia feliz, de las sonrisas puras...

Al poco tiempo llego Marco, justo cuando Teresa le estaba imaginando con sus manos frías, sobre lo más alto de su pecho, como aquel día en la casa del desconsuelo tardío: eran menos de las siete, diríamos que las dieciocho cuarenta de la tarde cuando los vasos de vino estaban medio llenos y el impulso amoroso supero la ficción de las nocturnidades de recuerdo y soledad, y sus labios calientes besaban las últimas décimas de fiebre de su vientre perfecto...

- Hola Marco...

Sin más preámbulos, obviando los protocolos, que poco le agradaban desde que era joven, decidió darle la llave de su tesoro más preciado. Con sus oscuros ojos saltones, disfrazados de misterio tras su halo de colorido rosáceo del mantón que le cubría la cara, con tintes seda azul añil dibujando espirales en su rostro acastañado, cogió la mano del muchacho y así le dijo:

...Aquí tienes el único regalo verdadero que, en vida, consideró oportuno hacerte; puesto que las leyes caóticas de la física entre tú y yo no conocen de los límites del dulce pastel del amor y si del roce de la locura de las carnes apretadas con sabor a naranja, de los dedos usurpando los rincones de las húmedas mañanas sin lluvia, tengo que entregarte la llave que se perdió y que espero nunca encuentres, desde lo más eterno de mi constante contradicción...

Sin mediar palabra, y con sonrisa amorosa, Marco, que atrapaba su mirada en las flores verdes de los adoquines de aquélla plaza, sólo supo que responder el trueno de la incoherencia de su interior:

- Abrazame, como si fuera ahora la primera vez, como si me quisieras hoy igual que ayer...

mardi 14 avril 2009

Nunca podré olvidarla...

Tú,

y tu mirada, brillante, achocolatada,

como la sinceridad inocente de un niño,

cálida,

como el amanecer amarillenteado entre las dunas del desierto...

Tú,

y tu mirada, clara, y limpia,

dulzona,
de origen perseverante,
cierta dureza de caracteres,
y pasos sosegados...

Tú,

y tu mirada, la que se busca con desconsuelo,

entre las callejuelas coloridas y abarrotadas,

la que se ansía bajo la Luna llena,

que se adormila sobre nuestras cabezas...

Tú,

y tu mirada, suave y tierna,

que penetra leal y fuerte,

abrumante,

invasora...

jeudi 2 avril 2009

Poesía tardía...

La última vez que pude observarte,
con tacto de dama, pasión escarmentada y capa caída,
resultabas ser un instante sencillo,
una fusión tuya y mía,
breve pero intensa,
sobre el rojo privado de mis sábanas...
¿Dónde te has metido tiempo?,
ya no encuentro las palabras adecuadas,
sólo escupo mis pasos al futuro,
inyecto dudas en mi sombrero...
En entonces cuando tu llegas,
con tu herida muda sumergida,
en el mundo cabizbajo sobre el que caminas,
y yo me marcho,
levemente mordiendo la realidad,
miramos nuestro reloj,
su tic tac no perdona ni un segundo más,
eludimos lo más hermoso del día,
y lo más jodido de la noche,
que fue tenerte,
y perderte...

mercredi 1 avril 2009

Es...

Es como la victoria del perdedor,
la poesía de los primeros auxilios,
los cordones viejos y...
...los zapatos nuevos.
Es como el acecho del aire frío en primavera,
los recuerdos cabalgando en la noche,
la batalla cristalizada de ayer y...
...las miradas de desdén hacía tu casa.
Es como el color de una barba medio castaña,
mi corazón recogido en un puño de madera,
las sonrisas carcomidas por la madre inseguridad y...
...el olor a tez dorada que aún hay en mi almohada.
Es como la baza áspera del juego del azar,
no hay rastro de tus rincones más hermosos,
ni regalo, ni reliquia, ni dos platos sobre la mesa y...
...no hay sueño por las mañanas,
hay muñeca de trapo, sin trampa ni cartón.
Es como el vaivén del camino que se bifurca,
los surcos en las escaleras de caracol,
las semillas que no florecen y...
...los ojos cerrados, los labios sellados,
los niños cantando.

El final...

Fluye a través de mi como la lluvia y no siento otra cosa que gratitud.
Siempre había oído que toda tu vida pasa ante tus ojos el segundo antes de morir.
Para empezar, ese segundo, no es un segundo en absoluto, se hace algo inmenso, como un océano de tiempo.
En mi caso, aparecía yo tumbado boca arriba en el campamento de los boy scout, mirando estrellas fugaces, y las hojas amarillas de los arces que flanqueaban nuestra calle, o las manos de mi abuela y su marchita piel que parecía papel, y la primera vez que contemple el nuevo coche de mi primo Tony, y Jane, y Caroline.
Supongo que podría estar bastante cabreado con lo que me paso, pero cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo.
A veces siento como si la contemplase toda a la vez, y me abruma, mi corazón se hincha como un globo que esta a punto de estallar.
American Beauty...