El Gobierno español de la República encargó este cuadro con motivo del bombardeo en Guernica. Muy conocido por todos y también de reconocido prestigio su pintor, fue pintado a base de una serie de dibujos, concretamente 45 bocetos, fotografiados y ampliados previamente, y que luego compusieron la pintura final.
En un principio Picasso pintó el cuadro con la intención de que formase parte de la Exposición Universal de París, en 1937, sin saber que su pintura se convertiría en un hito y un punto de inflexión en el arte contemporáneo de la historia de la pintura española de vanguardia.
Guerra, bombas que abarcan toneladas de superficie y muchas muertes: este es el panorama en el que Picasso tiene que pintar la obra.
Bajo el manto del cubismo, no en su vertiente más austera, y con una mezcla expresionista para definir los gestos de los personajes, vemos a la izquierda del cuadro un toro oscuro, símbolo de España y de un espectáculo que a Picasso le llamaba mucho la atención, con la cabeza plana, más clara, aturdido por lo que ocurre a su alrededor y con una postura como dándose la vuelta de lo que está viendo. Bajo el toro, aparece el dolor en los ojos lacrimosos de una mujer desesperada viendo como su casa arde y que sostiene a su hijo ya muerto, mirando al cielo pidiendo piedad, auxilio y socorro, desgarrada y víctima del dolor.
Dentro del ambiente desolador, aparecen muchos símbolos, como la espada rota y la rosa, que pueden interpretarse como la esperanza de la desolación de una guerra, y también una especie de pájaro oscuro que podría representar la paloma de la paz.
Una vela ilumina el motivo de una forma surrealista, en la mitad superior aproximadamente del lienzo, dando una esperanza de luz y a la vez mostrando los verdaderos estragos de la barbarie, con el rostro de una mujer casi de forma fantasmagórica, lo cual puede hacer una alusión al propio pensamiento político de la situación vivida en España por el pintor.
Abajo, sobre el suelo, aparece un soldado con expresión de grito, que representaría el fin uno de los bandos, su derrota o su muerte. En el centro encontramos un caballo resarciéndose en su propia agonía, con la boca abierta mostrando la excitación y el miedo ante lo que está presenciando.
Al extremo derecho del cuadro, una mujer grita despaborida lo que está viendo, con dramatismo, dolor, furia, rencor y miedo.
El cuadro está pintado sin color, renuncia del propio pintor, eligiendo de forma consciente la escala de grises pues así da cuenta del dramatismo y la situación caótica que quiere expresar. Es un cuadro con sonido, con expresión, pues sus personajes gritan, se mueven, se quejan,y mueren bajo la guerra denunciando la violencia atemporal que les ha tocado vivir injustamente. No sólo se muestra la población civil indefensa que en todas las guerras ha existido, sino también los militares muertos y los animales, que sufren el mismo desastre siendo ajenos a la locura humana.
La luz del cuadro hace dudar si se trata del interior de una casa o si estamos ante una situación en un escenario derrumbado entre las cenizas.
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